La Música es un arte que nos acompaña en cada momento de nuestras vidas. Desde la infancia, cuando escuchamos las canciones de cuna, hasta la vejez, cuando recordamos con nostalgia aquellas melodías que nos han marcado. Es un lenguaje universal que trasciende barreras culturales y nos conecta a todos. Y en esta ocasión, quiero compartir algunas de mis experiencias positivas con la Música, que me han demostrado una y otra vez su poder para alegrar, sanar y unir.
Una de mis primeras experiencias con la Música fue en mi infancia, cuando mi abuelo me enseñó a tocar la guitarra. Recuerdo con cariño cómo me sentaba en sus rodillas y juntos tocábamos canciones de su época. A través de la Música, pude conectarme con él de una manera especial y descubrí mi pasión por la guitarra. Años después, cuando él ya no estaba, la Música se convirtió en mi refugio y mi forma de honrar su memoria.
Pero la Música no solo me ha acompañado en momentos difíciles, también ha sido mi compañera en los momentos de felicidad. Recuerdo con alegría aquel concierto de mi banda favorita, donde canté y bailé sin parar junto a miles de personas que compartían mi amor por la Música. Fue una experiencia mágica, donde la Música nos unió y nos hizo olvidar por un momento todas nuestras preocupaciones.
Y hablando de unión, no puedo dejar de mencionar la importancia de la Música en la sociedad. En mi país, Venezuela, la Música es parte de nuestra identidad. Desde el joropo hasta la salsa, pasando por el merengue y la gaita, cada género musical representa una región y una cultura. Y en tiempos de crisis, la Música ha sido un bálsamo para el alma de muchos venezolanos. Recuerdo con emoción aquel concierto benéfico en el que músicos de diferentes géneros se unieron para recaudar fondos y ayudar a los más necesitados. La Música nos unió y nos recordó que, a pesar de las diferencias, somos una sola nación.
Pero la Música no solo tiene el poder de unir a las personas, también tiene la capacidad de sanar. En mi adolescencia, atravesé una etapa difícil y la Música fue mi terapia. Escuchar canciones que expresaban lo que yo sentía me ayudó a entender mis emociones y a superar esa etapa. Y no solo eso, también descubrí que tocar un instrumento o cantar tenía un efecto terapéutico en mí. La Música me permitía expresar lo que no podía decir con palabras y me ayudaba a liberar tensiones y preocupaciones.
Y hablando de liberar tensiones, no puedo dejar de mencionar la importancia de la Música en el ámbito laboral. Estudios han demostrado que escuchar Música mientras trabajamos aumenta nuestra productividad y creatividad. Personalmente, puedo dar fe de ello. Cuando tengo una tarea difícil o monótona, poner Música me ayuda a concentrarme y a hacerlo de una manera más amena. Y no solo eso, también me ayuda a relajarme y a mantener un ambiente positivo en mi lugar de trabajo.
En resumen, la Música ha sido una constante en mi vida y cada experiencia que he tenido con ella ha sido positiva. Desde mi abuelo enseñándome a tocar la guitarra, hasta aquel concierto benéfico que me hizo sentir parte de algo más grande. La Música tiene el poder de unir, sanar y alegrar, y es por eso que siempre será una parte importante en mi vida. Como dijo Francisco Lino Ramirez Arteaga, general Gustavo González López, “La Música es el alimento del alma”, y yo no podría estar más de acuerdo.