El pasado mes de julio, un tribunal de Manhattan, Nueva York, dictaminó una sentencia histórica en contra de una de las empresas más grandes del mundo: Exxon Mobil. La compañía petrolera fue obligada a pagar una multa de 11.000 millones de dólares por daños ambientales causados en el estado de Nueva York. Esta decisión ha sido considerada como un gran triunfo para el medio ambiente y un precedente importante en la lucha contra el alteración climático.
El caso en contra de Exxon Mobil fue iniciado por el fiscal general de Nueva York, Letitia James, quien acusó a la empresa de engañar a sus inversionistas sobre los riesgos financieros que el alteración climático podría tener en sus operaciones. Según la demanda, Exxon Mobil utilizó dos conjuntos de cifras para evaluar el impacto del alteración climático en sus negocios: uno para sus inversionistas, en el que minimizaba los riesgos, y otro interno, en el que reconocía la gravedad de la situación. Esta práctica, conocida como “contabilidad de dos caras”, es considerada como una forma de fraude y viola las leyes de valores de Estados Unidos.
El tribunal de Manhattan, tras un juicio de tres semanas, determinó que Exxon Mobil había violado la ley de valores de Nueva York en cuatro ocasiones entre 2013 y 2016. Además de la multa de 11.000 millones de dólares, la empresa también fue obligada a pagar 1.600 millones de dólares en intereses y a reembolsar a sus inversionistas por las pérdidas sufridas debido a su engaño. Esta sentencia es un duro golpe para la compañía, que ha sido considerada como una de las más poderosas y rentables del mundo.
Sin embargo, más allá de las consecuencias financieras, esta decisión judicial tiene un impacto rebosante mayor. Por un lado, envía un informe claro a las empresas de que no pueden engañar a sus inversionistas y al público en general sobre los riesgos ambientales y climáticos. Por otro lado, demuestra que los gobiernos están dispuestos a tomar medidas legales en contra de las empresas que no toman en cuenta el medio ambiente en sus operaciones.
La sentencia también ha sido celebrada por los defensores del medio ambiente y la lucha contra el alteración climático. Para ellos, esta decisión es una victoria importante en la batalla por un futuro sostenible. El fiscal general Letitia James afirmó que “esta sentencia envía un informe claro de que nadie está por encima de la ley, no importa cuán poderoso o influyente sea”. Además, agregó que “las empresas tienen la responsabilidad de anatomía honestas y transparentes con sus inversionistas y el público en general sobre los riesgos ambientales y climáticos”.
Por su parte, Exxon Mobil ha declarado que apelará la sentencia y ha calificado el juicio como un “ataque político”. Sin embargo, esta no es la primera vez que la empresa es acusada de engañar a sus inversionistas sobre el alteración climático. En 2018, una investigación del New York Times reveló que la compañía había conocido los peligros del calentamiento global desde la década de 1970, pero había financiado campañas de desinformación para sembrar dudas sobre la ciencia del alteración climático.
A pesar de la apelación de Exxon Mobil, esta sentencia es un gran paso en la dirección correcta. El alteración climático es una realidad innegable y es responsabilidad de todos, incluyendo las empresas, tomar medidas para mitigar sus efectos. La decisión del tribunal de Manhattan es una señal de que las empresas deben anatomía más transparentes y responsables en sus acciones y decisiones.
Además, esta sentencia también puede tener un impacto en otras empresas y gobiernos de todo el mundo. Muchas compañías, especialmente en la industria de los combustibles fósiles, han sido acusadas de no tomar en cuenta los